Desde antes de comenzar en el periodismo, Enrique Macaya Márquez ya estaba ligado a los medios de comunicación. Primero con los diarios, ya que empezó como canillita a los ocho, y luego como administrativo en Radio El Mundo, donde se inició a los 15 por su necesidad de trabajar y donde llegó a convertirse en el gerente comercial.
Tuvo su primer acercamiento con el periodismo deportivo cuando leía formaciones de los equipos, y a los 17 comentó un partido por primera vez. En 1966 llegó a la televisión, junto a Horacio García Blanco, en Canal 7. En este medio se destacó como conductor de Fútbol de Primera, junto a Marcelo Araujo, hasta su última emisión a fines de 2009.
Participó en el programa 90 minutos de Fútbol, de Fox Sports, y a partir de marzo de 2013 se sumó a la cadena TyC Sports como comentarista. En agosto de 2013 la Legislatura porteña lo declaró «Personalidad destacada del periodismo deportivo de la Ciudad de Buenos Aires». Desde Suecia 1958 hasta Brasil 2014 cubrió quince Mundiales y actualmente está trabajando en las Eliminatorias Sudamericanas rumbo a Rusia 2018. También incursionó como escritor con libros dedicados al fútbol y fue premiado con el Martín Fierro y el Premio Konex en reiteradas oportunidades. El 20 de noviembre cumplirá 81 años y todavía mantiene la incógnita del equipo de sus amores.
Al observar cómo proliferan tantos medios e información de deportes, ¿le parece acertado o entiende que los deportes acaparan demasiado espacio?
Creo que está bien, lo que pasa es que las cosas estás bien o mal según la utilización que se haga de éstas. Con esto no quiero decir que el deportes sea utilizado, pero puede llegar a serlo. Esto con intención o sin intención. La pregunta es buena en referencia a que la gente tiene allí tiempos ocupados que pueden ser orientados, destinados, quizás, a prácticas más trascendentes. Pero creo que está muy bien, en lo que hace a la proliferación, pero sobre todo en lo que hace a los recursos y a la base de conocimiento que se tiene ahora.
De hecho el promedio general del rating del debate presidencial, con 54.75 puntos, fue más alto que el de la final del Mundial 2014 entre Argentina y Alemania…
Es la importancia de los medios. Estamos en una sociedad que hoy se rige por los medios. Desde un celular, que se puede usar hasta para ver el camino que uno tomará en un rato en una autopista o en una ruta. La juventud ya ha tomado estas prácticas como absolutamente simples y de consumo rutinario.
¿Pudo ver el debate presidencial? ¿Qué le pareció cuando falta tan poco para la votación?
El debate me pareció interesante. No colmó mis expectativas porque, lógicamente, es un tironeo y una confrontación para la cual se estuvieron preparando. En consecuencia, el mensaje, las formas y hasta los gestos que han elegido tuvieron una intención, si se quiere, secundaria. Es decir, cada uno interpretó un rol, un papel, más allá de lo que entienden que deben ofrecer a aquellos que son los potenciales votantes. No me atrapó, pero me parece saludable. A lo mejor no me atrapó porque imaginaba cuál iba a ser la postura de cada uno, que ninguno de los dos se iba a salir del libreto.
¿Como observa las elecciones en AFA?
El fútbol argentino necesita un cambio, eso está claro. Me parece interesante que haya dos posturas y no que haya un convenio previo o un acuerdo entre los dos que en este momento se erigen como candidatos opuestos (Luis Segura, presidente actual; Marcelo Tinelli, aspirante a la Presidencia). Creo que es mucho más saludable que haya un oficialismo y una oposición, porque no creo que funcione mucho la unión antes. No veo la forma en que se podrían repartir las responsabilidades y quién, en definitiva, va a ser el verdadero responsable. Entonces, prefiero tener un responsable identificado y apoyado, en la medida que se sugiere que debe ser apoyado. Pero más allá de eso, pienso que también es saludable tener una oposición seria.
¿Y qué habría que cambiar del fútbol argentino, a grandes rasgos?
Muchas cosas. Hay que reestructurar todo el trabajo, desde seis años en adelante. Además hay que hacer un análisis serio y pormenorizado, con rigor científico si se quiere, para saber bien cuál es el rol que tiene la Asociación del Fútbol Argentino (AFA) que, en última instancia, es el que nuclea a las asociaciones civiles sin fines de lucro. En definitiva, con su tarea, ha reemplazado tradicionalmente las carencias que ha tenido el Gobierno en el desarrollo del deporte aficionado.
A lo largo del camino esto se transforma en algo sumamente profesional y profesionalizado con presupuestos enormes. Además, el fútbol es utilizado como un vehículo político y, en consecuencia, en el orden nacional e internacional tiene una trascendencia que aquellos que formaron un equipito en una sociedad de fomento de un barrio no tenían ni idea que podía pasar. Con lo cual, esto merece ser revisado, hacer una organización sumamente seria, paro saber hasta dónde se va, qué es lo que se quiere y cómo conseguirlo.
¿Qué liderazgo le imprime a las tareas que desarrolla? ¿Se considera un líder?
En realidad, el liderazgo puede llegar a ser una consecuencia en mi caso particular. Entiendo qué son los líderes y qué son los liderazgos, cuáles son los líderes positivos y en qué porcentaje pueden llegar a estar los negativos, pero no fue mi idea convertirme en un líder. Mi idea fue convertirme en un líder de mi mismo. Ajustarme a determinadas premisas que tienen que ver con la honestidad, con la claridad y, en última instancia, con el respeto. Pero todo basado en el conocimiento. Esa era la fórmula. Por eso transité y transito.
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