Alejandro Finocchiaro, es el ministro de Educación de la Nación y Embajador Extraordinario y Plenipotenciario de la República Argentina ante el grupo de Trabajo sobre Cooperación Internacional para la Educación, Rememoración e Investigación del Holocausto (IHRA). La Argentina forma parte de esta Alianza junto a 27 países del mundo.
¿Que representa para usted haber logrado el cargo de embajador ante la IRHA?
Un orgullo y una responsabilidad mayúscula. La promoción y la protección de los derechos humanos es una política central del gobierno argentino. Por eso, ser el embajador ante la IHRA es un gran desafío profesional y humano ya que mi tarea es fomentar en la educación la memoria y la reflexión sobre la Shoá.
Educar sobre lo que fue el Holocausto nos sirve para concientizarnos de algo que creo que es fundamental: tenemos que educar en la diversidad, tenemos que enseñar que el otro nos enriquece porque es distinto. Buscamos impulsar políticas públicas y programas que nos permitan llegar a nuestros niños y jóvenes con un mensaje que los movilice, que los interpele, que los lleve a reflexionar sobre las conductas humanas. Hablar de la Shoá es hablar de crueldad, de exterminio, pero también de seres humanos que arriesgaron sus vidas para salvar a otros.
¿Qué nivel de conocimiento de la temática de la Shoá existe en la Argentina?
Hay que tener en cuenta que Argentina es el único país latinoamericano que es miembro pleno del IHRA. Eso implica que nuestro trabajo debe ser cada vez mayor. Tenemos una gran responsabilidad y compromiso para garantizar la memoria del Holocausto. Es imprescindible concientizar acerca de la importancia de mantener y transmitir un legado que nos permita afrontar los desafíos presentes en materia de derechos humanos, sosteniendo siempre los valores de la verdad y la justicia. Hoy más que nunca, debemos propiciar la concordia y continuar apostando al valor que aporta la riqueza de la diversidad.
Hay muchas instituciones de la sociedad civil que vienen trabajando y difundiendo programas educativos y de concientización sobre la Shoá. Sin duda, es una temática que tiene que seguir adquiriendo mayor relevancia en estos próximos años.
¿Qué objetivos persigue su gestión?
Trabajar fundamentalmente con los chicos y los jóvenes en el valor de la Memoria. La Shoá es una cuestión que no sólo concierne al pueblo judío, nos atañe a todos, a la humanidad entera. Mi desafío es que, desde el Estado, con el trabajo conjunto y coordinado de la Cancillería y los Ministerios de Justicia y Educación de la Nación, como de la sociedad civil, representada por distintas Organizaciones No Gubernamentales se profundicen las acciones para desarrollar programas sustentables y a largo plazo que promuevan el ejercicio de la memoria y la reflexión.
Mi objetivo es ampliar y profundizar los programas educativos sobre la Shoá. Estoy convencido que solo la educación, en todas sus formas, es la herramienta para solucionar las tensiones que puedan generar las diferencias. Es por ello que resulta tan importante fomentar el dialogo y el encuentro con el otro.
¿Cómo construye liderazgo?
Creo que quienes nos dedicamos a la educación tenemos que construir liderazgo transmitiendo a nuestros equipos una profunda vocación de servicio hacia la sociedad. No solo los que lideramos debemos estar formados para llevar adelante nuestra tarea, sino que tenemos que incentivar y dar posibilidades a quienes trabajan con nosotros para que estudien, se profesionalicen y aprendan lo más que puedan sobre el desafío que tenemos por delante.
Educar y enseñar es un compromiso hermoso, pero para hacerlo bien tenemos que ser conscientes de que es una tarea llena de complejidades que necesitamos saber afrontar. Siempre transmito la idea de que nuestras decisiones van a impactar sobre la vida de muchas personas.
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